¿Fallas en WhatsApp? Descubre las ventajas de apps descentralizadas de chat

Desde la introducción de ICQ -el progenitor de las aplicaciones de chat en línea-, las expectativas de los servicios de mensajería instantánea (MI) nunca han cambiado. Los usuarios sólo quieren que funcionen, lo que, al parecer, se ha convertido en una ardua tarea, dados los frecuentes periodos de inactividad que sufren hoy en día las aplicaciones de chat más populares.

WhatsApp es una de las aplicaciones de chat más utilizadas del planeta. Propiedad de Meta (cuyo establo también cuenta con Instagram y Facebook), WhatsApp es el epítome de los servicios centralizados. Por eso, cuando el servicio se cae, tiene un impacto mucho mayor que el de dejar a más de dos mil millones de usuarios mensuales rascándose la cabeza y quejándose en Twitter.

WhatsApp encarna a la perfección las cualidades de una mentalidad centralizada: Tiene un alcance generalizado, está respaldada por un gigante de la industria y, a pesar de que casi un tercio del planeta la utiliza, la gente no tiene absolutamente nada que decir sobre el producto final.

¿Por qué fracasan las aplicaciones de chat centralizadas?

Cuando un producto está controlado y gestionado por una entidad central, tiende a seguir ciertos procesos durante su ciclo de vida. Alguien tiene que asumir toda la responsabilidad de los distintos aspectos del producto centralizado.

La escala masiva del producto convierte incluso las actualizaciones más pequeñas en un caos de errores humanos, problemas con la base de datos y falta de tiempo para probar la versión antes de lanzar la actualización para satisfacer las expectativas de las partes interesadas. Unido a los numerosos ciberataques a la propia infraestructura, cuanto más centralizado y gestionado esté el servicio por una sola entidad, más se llenará la sala de los «sospechosos habituales del fracaso».

¿Pueden los servicios descentralizados solucionar los tiempos de inactividad?

Por otro lado, las aplicaciones descentralizadas (DApps) centradas en la comunicación ofrecen sistemas antifrágiles, según explicó a Cointelegraph Nick Dazé, cofundador y consejero delegado del proveedor de servicios Web3 Heirloom. Dijo que los mensajeros descentralizados se fortalecen con cada usuario incorporado porque esencialmente funcionan como «nodos» que mantienen el buen funcionamiento del sistema.

«La diferencia clave es que no hay un único punto de fallo», afirmó Dazé, comparándolo con un globo que se comprime en una parte, que se vuelve geométricamente más pequeño mientras sigue conteniendo el aire de la sección comprimida: «Todo el aire sigue existiendo. Sólo es empujado a una sección diferente del globo».

 

 

Por supuesto, las aplicaciones descentralizadas vienen con su propio conjunto de desafíos, y uno de ellos es la escalabilidad. Las DApps no pueden competir con los servicios centralizados sin ser capaces de asumir una base de usuarios de miles de millones, pero Dazé cree que las DApps pueden superar los problemas de escalado respondiendo a dos preguntas: «¿Dónde ‘viven’ todos estos datos?» y «¿Cómo reducimos el spam en la red?».

Abordando la primera cuestión, Dazé ve el direccionamiento basado en clave pública como una solución decente, «Ya que sirve como una función limitadora de la cantidad de datos necesarios de manejar.» En cuanto a la segunda cuestión, Dazé dice que hay que desincentivar el spam, acompañándolo de servidores Captcha.

La redundancia es el nombre del juego

Cointelegraph también se puso en contacto con Chris McCabe, cofundador del proyecto Oxen, conocido por su aplicación de mensajería instantánea descentralizada Session. A la pregunta de cómo gestionan las aplicaciones descentralizadas de mensajería instantánea las caídas y los tiempos de inactividad, McCabe señaló la redundancia:

«Las redes descentralizadas incorporan mucha redundancia. Si un servidor se cae, otro está ahí para ocupar su lugar».

Dijo que la Red de Nodos de Servicio de Oxen, un conjunto de nodos incentivados que sirven como infraestructura de Oxen y sus ofertas, tiene más de 1.600 nodos operados por cientos de personas en todo el mundo.

«Haría falta un acontecimiento catastrófico para tumbar la red», afirmó McCabe, añadiendo que la red está equipada para continuar como de costumbre a pesar de experimentar acontecimientos importantes de vez en cuando.

«En el pasado, vimos cómo una quinta parte de los nodos se desconectaban de repente, pero Session siguió enviando mensajes con normalidad. La red se autocura, y no se ha producido una congelación total de la comunicación como hemos visto en redes centralizadas.»

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